miércoles, 11 de abril de 2007

Gran Danés

Imaginad a un Dogo Alemán (también conocido como Gran Danés). ¿Si? ¿Lo tenéis?
Seguramente, vuestra imagen mental de lo que sería un gran danés se corresponde con esto, ¿verdad?

Pues volvamos a empezar desde cero. Un gran danés es esto:
Primer día de prácticas en el master en el “Hispitil vitirinirio” (ejem, esto es por si acaso):

Cuidadito con el que viene ahora. Ya sabéis, nada de mirarle directamente a los ojos, nada de intentar tocarlo y nada de movimientos bruscos”.
Yo pensé: “¡Buah!, el típico Yorkshire malahostia.” Se abre la puerta y entra un matrimonio con un pedazo de dogo de fiera estampa, 60 kilazos, enorme y sin bozal. Se me congeló la sonrisita, por lista.
Empieza la consulta. No voy a dar detalles por respeto a esa familia y al pobre animal, pero se trataba de un grave problema de agresividad dirigida a los propietarios.
En la consulta, la perra no deja de controlar a la gente (o sea, los pringaos de prácticas que estamos allí tomando notas), y cuando digo controlar, me refiero a que nos mira uno a uno fijamente a los ojos, está buscando la mirada, a ver quién tiene huevos a enfrentarse. Pues estamos bien…
Se me ha olvidado contextualizar la historia. Imaginad que la cosa sucede en una consulta de 4x4 metros, con un ventanal enorme por el que entra el sol y sin ventilación. Yo llevo unos tejanos, una camiseta, y una bata de científico loco encima y me estoy achicharrando porque estamos en pleno mes de junio. Me he levantado a las siete de la mañana para coger el tren y llegar a las consultas a tiempo. Son las doce de la mañana, así que hace unas cuantas horas que mi estómago está más vacío que el cráneo de mi vecinitas. Ah! Y tengo un principio de anemia, pero en ese momento, mira tú por donde, no lo sabía…(lo descubrí al cabo de una semana, al recibir los resultados de la revisión médica del curro). El caso es que empiezo a notar náuseas y un malestar tremendo, pero como ya me había pasado más de una vez, pensé que se trataba de algo momentáneo. Nanay de la china. En cuestión de segundos me aparecen unas fantásticas chiribitas en el campo visual, y yo sigo pensando que de un momento a otro la sensación desaparecerá…peeeero…la cosa cada vez va a peor, me flojea todo el cuerpo y sigo tomando notas sin sentido hasta que oigo un ruidito, miro al suelo (todo esto a cámara lenta, muy lenta)… y veo que he soltado el boli sin darme cuenta (mierdamierdamierdamierda).
Lo que pasó después ya no lo tengo muy claro… en algo que me pareció una eternidad, intenté mirar hacia donde estaba la perra, y por el rabillo del ojo vi cómo se giraba con cara de desquiciada. Ahí ya perdí el control, las piernas dejaron de sostenerme, ya que donde antes había piel, músculo y hueso (siii, y celuliiitis) ahora había natillas, así que me intenté agarrar a la mesa que tenía detrás, y luego…. Luego desperté en el pasillo rodeada de gente y lo primero que se me ocurrió balbucear fue ”lo siento, yo no quería”, y la gente empezó a descojonarse…
Un compañero me dijo que llevaba un rato mirándome porque de repente me había puesto blanca, y que había visto cómo se me caía el boli e intentaba, con los ojos en blanco, agarrarme patéticamente a la mesa mientras resbalaba hacia el suelo. A todo esto, la perra me lanzó una dentellada de las de destripar corzos, pero por suerte el amo era rápido de reflejos y tiró de ella a tiempo.
En el pasillo estando, aparece una señora de unos cincuenta años diciendo ser médico. Resulta que estaba en sala de espera con su mascota (supongo), había oído campanas sobre alguien que se había desmayado, y ahí estaba ella al rescate…Se acerca y suelta ”Uy! Que delgada estás, has comido? ¿Eres anoréxica verdad?” yo pensé: ¿Y tú gilipollas, no? ¿Qué anorexia ni que niño muerto? ¿Nos hemos dejado el cerebro en casa?. Intenté ser educada y balbuceé algo así como “Estamos a cuarenta grados y llevo una bata de manga larga” pero la tipa seguía insistiendo en lo de la anorexia “Es que mira que bracitos”, y yo mirando cómo me tocaba el brazo buscándome el pulso y pensando ¿qué coño dice? ¿quepasaconmisbrazos?, cagándome en sus muertos y sin el suficiente riego cerebral como para explicarle que de anorexia nada, que como mucho tensión baja y achicharramiento masivo. Y encima, una de las profesoras corroborando su teoría: Pues algo delgaducha sí que está. Y yo, más blanca que la pared, intentando explicar que me alimento muy bien, con una dieta variada y abundante repartida en cinco tomas diarias, y que mi constitución física se debe a unos orígenes meramente genéticos heredados de mis progenitores y sus antepasados y blablabla. El problema es que la falta de oxígeno aún estaba haciendo de las suyas, con lo que el contenido del mensaje se simplificó, y con un hilo de voz solté algo parecido a: “Que no, que no, que como muchooo, que mis padres también son flacos”. Supongo que debieron pensar que además de anoréxica estaba como un cencerro.
Por suerte, una compañera me trajo una coca-cola, me fui recuperando poco a poco, y la súper médico se largó a convencer a otras chicas de que eran anoréxicas, supongo. Esperé en el pasillo a que acabase la consulta (la profe me dijo textualmente: ¡Como te muevas te doy! Sólo le faltaba el periódico en la mano…) y allí me quedé. No hace falta decir que a partir de entonces pasé a ser “la imbécil que se desmayó en consulta”, y hasta los profesores me hacían coñas: No te me desmayes a medio examen, ¿eh? jijijij, ¡Qué salaos! (Cabroneeeeesss).

8 comentarios:

Moshaco dijo...

Jaja, perdona pero no he podido evitar reirme. No de tu desmayo sino de la situación en general.
Suerte aun que no te ataron las mangas de la bata alrededor del cuerpo....
Por cierto, también me sé de otra a la que intentan convencer de padecer anorexia :S No será que son los demás los que están demasiado gooooordos! GORDO! Me gusta decirlo
GORDO!!! GORDOOO!!! (y no va por Dla Monster XD)

Anónimo dijo...

Algo no hago bien, porque no consigo publicar mis comentarios...
Decía que te cuides!
También te proponía respuestas chistosas para los que te hacían coñas,pero me temo que no eran muy graciosas...

Anónimo dijo...

Nada como soltar un buen y gran y totalmente mineralizado cabroneeeees!!!! para sacar toda la furia y mierda que nos corre por dentro...

Salute!

Woswis dijo...

Vaya momento para desmayarse... Si el perrazo intentó hincarle el colmillo es que tan, tan, tan delgaducha no está usted... Algo vio donde poder morder ;p

Anónimo dijo...

Jajajaja. Recuerdo ese día, creo que quedamos por la tarde ¿verdad?. Pues no, muy buena cara no hacías pero bueno, al menos te libraste del mordisco de ese pedazo de perraco.

Tester Mari dijo...

Pobreta! Vaya estampa! No te envidio por desmayarte delante de un perraco de ese tamaño, y agresivo. Menos mal que no te usó de desayuno.
PD: Eso de anoréxica a mí también me lo han dicho. Y jode. Soy delgada. Y punto!

Anónimo dijo...

Que conste en acta que no acostumbro a desmayarme cual damisela victoriana! Gracias a todos por los comentarios y saludos!

Unknown dijo...

Yo eh tenido experiencias similares con perros.
Saves yo boy a comprar un gran danes. Pero este si lo voy a entrenar para que no pase algo similar a lo tuyo con algien mas.
Suerte con los tuyos espero que no tte pase otraves.
ATT: un amigo